lunes, 31 de diciembre de 2012

¡MI AMOR ES ETERNO!

¡CON AMOR ETERNO TE HE AMADO!
Jesús, nos tomó con sus preciosas manos horadadas por los clavos...
 con mucho cuidado... con su divino amor... recogiéndonos cuando éramos un vaso muy sucio, oxidado, enmohecido, roto, tirado en la basura, un vaso que él conoce y dice: "Hay gran valor en esto".
Nos miro y nos amo, aunque, éramos espectáculos miserables... ¡nos amo!

El sabía que podía ser transformado en un vaso hermoso, y que aunque se encuentra en las basuras, no pertenece allí. Y pregunta cuál es el precio y lo compra; es suyo y queda santificado, separado de la basura; ¡qué precio pago!
"Fuisteis rescatados... no con cosas corruptibles como oro o plata sino con la sangre preciosa como de un cordero sin mancha, y sin contaminación" 1 Pedro 1:18,19
Recibimos la separación del pecado, la santificación, el perdón a través de la sangre por la fe; cuando el pecador se sumerge por la fe en la fuente, la sangre le hace más blanco que la nieve.
Y así renacidos, nuevecitos empezamos a caminar por el mismo camino que Cristo anduvo


y si permanecemos en él sentiremos  sus manos en nuestros vasos limpiándonos, puliéndonos con dos poderosos instrumentos: La Palabra y el Espíritu Santo.

Muchos creyentes  pueden palmear y saltar cuando se trata de la sangre, pero cuando descubren de la santificación por la palabra (aunque sí lo son por la sangre), se paralizan; allí se prueba al verdadero creyente, que no solo le entregó su corazón a Jesús, sino que está dispuesta a santificarse en espíritu alma y cuerpo para ser hallado IRREPRENSIBLE para la venida de Cristo. Como nos enseña la Biblia en el libro de Tesalonicenses 5:22:
 "Y todo vuestro ser espíritu, alma y cuerpo sea hallado irreprensible para la venida de Cristo"
¡Dios les bendiga grandemente!
(Artículo de Revista Pentecostes 1987 - Asambleas de Dios)
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(Artículo de Revista Pentecostes 1987 - Asambleas de Dios)

sábado, 15 de diciembre de 2012

¡¡¡LA PALABRA DE DIOS, CONVIERTE EL ALMA!!!

¡Padre…. Santifícalos en tu verdad!
En su última oración, el señor Jesús, pidió santificación para nuestras vidas “santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdadJuan 17:17
Cada vez que nos disponemos a leer y meditar la palabra de nuestro Dios, ocurre algo maravilloso nos ponemos en manos del alfarero,
 y Él va moldeando nuestras vidas, porque la palabra de Dios, es el instrumento que Dios utiliza para conformarnos a la imagen de su hijo Jesús.
 He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel” Jeremías 18:6b
Y es que cada vez que  leemos las enseñanzas de nuestro amado Salvador impartimos la vida de Cristo en nuestras vidas, nuestras almas se limpian, es como una ducha espiritual, por donde se va, de nuestro ser ,todo aquello que nos ha estado ensuciando y nos vamos llenando de su preciosa presencia.
Tenemos al mejor de los maestros: “El maravilloso Espíritu Santo, el nos enseñará y guiará a toda verdad"
 Entonces sabremos en cada circunstancia de nuestras vidas como debemos conducirnos:
¡Conforme a la voluntad de Dios! ¡Nuestras vidas serán como un perfume grato, agradable a la presencia de nuestro Dios!
Estaremos preparados para toda buena obra.
Porque al leer nos vaciamos de nosotros mismos y nos llenamos de Cristo Jesús. Pues Él es el verbo hecho carne. ¡Aleluya! 
La Palabra de Dios, es el instrumento que Dios utiliza para convertir nuestras almas a la imagen de Cristo, y este es un proceso que dura toda la vida del Hijo de Dios:
“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” Efesios 4:13
¡LEAMOS LA PALABRA DE DIOS!
¡Dios te bendiga, con su precioso amor!
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