domingo, 11 de junio de 2017

¡HUMILLÁNDONOS EN LA PRESENCIA DE DIOS!

“Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”
 La humildad, es el deseo ardiente de buscar a Dios,...
...es  la sumisión, rendimiento a la voluntad de Dios.
Conocimiento de nuestra bajeza.
El Señor, usa a los humildes, cuando estamos dispuestos a humillarnos.
A vaciarnos de nosotros mismos para ser vasos que lleven las misericordias grandiosas, gloriosas, poderosas de su grande y maravilloso Amor.
Porque así dijo el Alto y Sublime,
el que habita la eternidad,
y cuyo nombre es el Santo:
“Yo habito en la altura y la santidad
y con el quebrantado
 y humilde de espíritu,
para hacer vivir
el espíritu de los humildes
y para vivificar el corazón
de los quebrantados.
Isaías 57:15
El ser humilde no significa que nuestras oraciones sean humildes, no, sino que pediremos bendiciones espirituales, armas de luz, poder de Dios para batallar y prepararnos  al encuentro de nuestro Señor Jesús, como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga.
¡Porque esa es la voluntad de Dios!
¡Gloria a Dios!
“Más vosotros sois linaje escogido,
real sacerdocio,
nación santa,
pueblo adquirido por Dios,
para que anunciéis las virtudes  de aquel que os llamó de las tinieblas
a la luz admirable;”
1 Pedro 2:9
¡Aleluya!
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Escogidos:
“Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz;
y de la potestad de Satanás a Dios;
 para que reciban, por la fe que es  en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”
Hechos 26:18

Cualquiera que se humilla será enaltecido por Dios.
Aquel que no reconoce que es un hombre pecador es porque no sabe humillarse. Es mejor humillarse y aceptar a Jesús para ser bendecido. 
La oración que más agrada a Dios es la “oración de arrepentimiento” es la oración que no rechaza a Dios, dígale  a Dios hermano “aquí está el más grande pecador de iglesia” “aquí está la más grande pecadora”
Pero si su corazón es de justificación, el creyente vuelve igual, como el fariseo.

“A un corazón contrito y humillado no despreciaras tu oh Dios” 

(Fragmento del mensaje del Espíritu Santo, dado a su siervo Yiye Avila, para la edificación de la Iglesia del Señor Jesucristo)
¡Gracias Señor! 
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¡Dios les bendiga!



sábado, 10 de junio de 2017

¡REDENCIÓN TOTAL! Yiye Avila

La Total Redención
El Evangelio del Reino nos anuncia que el Reino de Dios está a punto de establecerse en esta tierra.

Cristo viene muy pronto a establecer un reino de paz y de justicia en este mundo. Esto implica que la plenitud de la obra redentora se estará manifestando sobre toda la creación.
Gloria a Dios Cuando Cristo predicó dijo: “El Reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 10:7) en esos días no se iba a manifestar visible en la tierra, pero sí estaba disponible para todos los creyentes de Cristo, y con toda la bendición de la obra redentora. La Biblia dice: “Por Su sangre tenemos la Redención”…(Ef. 1:7) 


Los que nos hemos convertido a Cristo con toda plenitud, el reino de los cielos ya está establecido en nuestros corazones y tenemos por supuesto derecho a todo el beneficio de la Redención. 
Esto incluye salud, santidad, autoridad total contra la muerte y autoridad total de Dios contra toda maldición. ¡Aleluya! 
Por la redención Cristo restauró todo lo que se perdió por el pecado de Adán. Quiere decir que podemos reclamar todo lo que el hombre tenía en su estado original. Esto incluye un cuerpo físico y un gran intelecto, salud y vida como la que tenía Adán antes del pecado.
Las personas de fe son las que se apropian de todas las bendiciones del reino de Dios. Si hay fe nos apropiamos de todo lo que Adán tenía antes del pecado. 
El ayuno es decisivo en esto. Muchos oran a veces por años sin grandes resultados, y en cuanto ayunan siete, diez o veintiún días sin entregar y orando eficazmente encuentran que Dios les contesta y les resuelve los problemas en forma gloriosa, y crecen en forma espiritual como nunca antes. La Biblia confirma esto muy claramente. Joel 2:12 dice: 
 Note que es ayunando y orando con lágrimas y gemidos. Es rasgando nuestros corazones delante de Dios. (Oración en el Espíritu) Vea nuestro libro “La Ciencia de la Oración”.
Es necesario este tipo de batalla, ya que es grande lo que la redención compró para nosotros y el diablo va a hacer lo indecible por robarte aunque sea parte de ello. La redención nos dio de nuevo todo lo que el hombre tenía antes del pecado. 
El pecado fue el que trajo la enfermedad y la muerte y  todas las maldiciones relacionadas. Cristo nos redimió y toda maldición fue crucificada. Él fue hecho maldición por causa nuestra. El pecado, la enfermedad y la muerte fueron vencidos, y todo lo que sea maldición fue quitado por la obra redentora de Jesús en el Calvario. ¡Aleluya!
Esto es increíble para algunos, pero la redención nos dio autoridad sobre la muerte. Esto lo enseña la Biblia
Tenemos derecho a más de lo que tuvo Adán y los antediluvianos, ya que ellos estaban aún bajo la maldición. Nosotros estamos bajo la sangre redentora de Cristo. Si estamos bajo la redención, no estamos bajo la muerte. El mensaje del Evangelio del reino es mensaje de vida y poder. 
Sólo por la fe lo podemos poseer. Por la Palabra lo recibimos. Su palabra es vida  y medicina para todo nuestro cuerpo.  (Pr. 4:20-22)

Ahora habiendo sido redimido por Cristo, estamos en la misma situación en que estaba Adán antes del pecado.
La vida de Cristo puede sostenemos. La  Biblia dice: “En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. (Juan 1:4) Nos podemos mantener vivos y en salud por la fe en lo que Cristo ya compró con Su Sangre. Por su Sangre ya no estamos bajo el pecado que es el que causa la muerte. ¡Aleluya!
Esto suena increíble, pero es lo que enseña la Palabra. Para apropiarnos de este maravilloso beneficio de la redención ¡Hay que vivir la Palabra! Ore, ayune y reclame. Medite en la Palabra sin cesar. Ese es el pan de vida. 
Reclama en ayuno y oración que tu vida se restaure totalmente al estado original antes del pecado.
Conforme a la redención que ya Cristo obró en la cruz, tienes derecho a hacerlo. ¡Gloria a Dios! Reclámalo en ayuno y oración y con la Palabra que le da la autoridad. Cristo dijo: “He venido para que en mí tengan vida y para que la tengan en abundancia”. (Juan 10:10) Es abundancia en todo sentido. Abundancia en todo sentido. Abundancia de días. Perfecta salud, vigor, y santidad, gozo y paz que sobrepuje todo entendimiento. Esto es para las nuevas criaturas en Cristo. Es para los hijos de Dios. Es victoria total. Es total redención para el hombre. Es la vida de Cristo en los creyentes. ¡Aleluya!
Cristo dijo: “Este Evangelio del reino será predicado a todas las naciones y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14) Es el Evangelio de total redención, o sea de vida y poder total de Cristo en cada creyente. 
En él se cumple lo que Cristo dijo para este último tiempo; "que haríamos Sus obras y aún mayores"(Juan 14:12) Es autoridad total del creyente contra toda maldición, incluyendo todo tipo de enfermedad, todo tipo de demonio y la muerte. Para que se cumpla esto en nosotros tenemos que vivir la Palabra de Dios (Joel 2:12) y conseguir que se restaure plenamente nuestra relación con Dios como fue con Adán antes del pecado. Así podremos hacer la obra de los últimos días sin que nada ni nadie nos lo pueda impedir.
Antes no se nos ocurría orar a Dios por la dentadura ni por los sobrepesos, o los pies planos. Pero, estaban bajo la redención. Apenas tuvimos convicción en la Cruz, comenzamos a orar por ello, Dios no falló en sanarlos... 
El evangelio del reino es Evangelio de redención total para el hombre. Es necesario predicar el Evangelio completo a esta última generación. Una buena nueva de que somos libres de toda maldición por la fe en la redención que es en Cristo. Hay que predicarle a la humanidad que toda maldición fue crucificada, y podemos recobrar el total estado original de antes del pecado. Libres de enfermedad, muerte, pecado, efectos de la vejez y de toda otra maldición, y movernos con toda la autoridad de Dios. (Mateo 10:7-8) Esto parece un sueño, pero Cristo dijo: “Si permanecéis en mí, y mis Palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. (Juan 15:7) Todo lo que está conforme a Su Palabra, por la fe lo podemos obtener. Cristo nos redimió y nos dio victoria total como la tenía Adán en su cuerpo físico antes del pecado. Sólo  por la fe lo podemos arrebatar para volar en el Rapto que viene, y antes del Rapto, guiar a miles que están en tinieblas, a la verdad gloriosa de Cristo Jesús y Su redención total para el hombre.  ¡Gloria a Dios!
Hay que predicar la fe de la redención total de Cristo para el hombre. Esto quitará la cubierta de incredulidad que hay sobre la iglesia.
Esta predicación provocará un gran cambio. Hay que predicar vida en vez de muerte. Hay que convocar al pueblo a ayunar y a orar por un avivamiento final del poder resucitador de Cristo. Es tiempo de predicar el Evangelio del reino. La fe viene por el oír la Palabra. Los muertos no podrán ser resucitados hasta que primero no tengamos total autoridad y dominio sobre la muerte, y todos los agentes que causan la muerte. Nuestra fe tiene que ejercitarse por el oír la Palabra de Dios, y desarrollarse por el ayuno y la oración, para poder provocar a Dios a obrar la plenitud de lo que la redención compró para nosotros. Todo es posible por la fe.
Cristo recuperó para nosotros todo lo que Adán perdió. Recuperó para nosotros la vida que Adán perdió por el pecado. Por la fe en Su Redención podemos vencer la muerte. Cristo dijo: “Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente”. (Juan 11:26) En Cristo está la vida. El que cree en el Hijo tiene vida eterna, y pasó de muerte a vida.  (Juan 5:24) Esto hay que reclamarlo y apropiárselo por la fe. La muerte tiene que ver con el diablo, y Cristo le llamó asesino y  mentiroso. La muerte fue vencida por Cristo, recuperando así lo que Adán tenía antes del pecado. ¡Gloria a Dios!
Si no toleramos el pecado en nuestro cuerpo tampoco debemos tolerar las maldiciones que vinieron por el pecado: la enfermedad y la muerte. Si lo creemos de todo corazón, y lo reclamamos, y peleamos por ello con armas de justicia, lo tenemos. De otra forma el diablo nos pone lo que ya Cristo crucificó en la cruz. Él fue hecho maldición, y llevó la enfermedad, y por Su muerte en la cruz quito la muerte, y sacó a la luz la vida. (Mateo 8:17; 2 Ti. 1:10) Él murió en nuestro lugar para que vivamos. (Hebreos 2:9) Él destruyó por la muerte, al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. (Hebreos 2:14) 
Cristo venció la muerte y nos dio la autoridad contra ella y contra todo poder del enemigo. Él vino a destruir las obras del diablo. (1 Juan 3:8) Eso incluye la muerte, la enfermedad y otras circunstancias negativas provocadas por el pecado, como son la tristeza, las anormalidades físicas, la vejez, la debilidad, los malos hábitos y otros. El Hijo de Dios nos hizo verdaderamente libres (Jn. 8:36).
  Pero tenemos que pelear la buena batalla de la fe, utilizando las armas no carnales, poderosas en Dios para derribar todas esas fortalezas que el diablo aún mantiene en pie a pesar de estar derrotado.   
La muerte es la paga del pecado. Es una maldición, y el diablo la opera en los pecadores, y en los creyentes que no tienen fe para apropiarse de lo que Cristo conquistó para nosotros con Su muerte. No olvide, que por la redención es igual a los días de Adán antes del pecado. ¡Aleluya! En Romanos 8:19-22 dice, que toda la creación gime en espera de la manifestación de los hijos de Dios. Fíjate que no es que gimen para que Cristo venga, sino para que se manifieste en los hijos de Dios lo que ya Cristo compró en la Cruz del Calvario. Esto le muestra que es de la Iglesia del Señor que depende la obra para los oprimidos.

 Cristo compró redención total para el hombre. Espíritu, alma y cuerpo fueron liberados. Debemos estar conscientes de la herencia de la total redención de CRISTO. 
Hay que apropiársela por medio de la fe. 
La  enseñanza de la Palabra de Dios sobre ese tema, trae la fe para que podamos recibir el beneficio total de la redención.
 
Cristo pagó el precio total 
de la redención para el hombre. 
Todas las maldiciones fueron quitadas, incluyendo la muerte.
Para recibir la plenitud de la vida de Cristo que está disponible para nosotros por la Redención, es necesario recibir el bautismo de fuego. Ese fuego consumidor combate la enfermedad, el pecado, la tristeza, el envejecimiento y aun la muerte misma. Ese fuego es sustancia de Dios, por lo tanto es sustancia de vida y está disponible para todos los creyentes del Evangelio por la obra redentora de Cristo, que nos trae al estado original de vida de Adán antes del pecado. Esto hay  que reclamarlo. Pida a DIOS QUE LE LLENE DEL ESPÍRITU SANTO Y DEL FUEGO DE LA VIDA DE DIOS, que al entrar, sana y repone las partes afectadas de nuestro cuerpo físico.  ¡Gloria a Dios! 
Estamos a punto de terminar la dispensación de la gracia. Por lo tanto, es necesario que tengamos el bautismo de fuego para mantenernos en salud,  vigorosos para llevar a cabo la obra gigante del último tiempo. Pídalo y recíbalo. El llamado es claro y decisivo. Jesús dijo: “Predicad diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leproso, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:7-8) Es la comisión de este tiempo. El Evangelio de levantar los muertos tiene que predicarse para que luego pueda manifestarse. La fe viene por el oír. (Ro. 10:14-17).
Según entremos en la esfera de mayor fe, por el ayuno, la oración y la Palabra, vamos a sentir la carga de levantar los muertos como Cristo lo ordenó. Es parte del evangelio que tiene que predicarse y vivirse en este tiempo final e instrumento poderoso para ganar almas y que hasta los ateos crean. (Hechos 9:42)

El bautismo de fuego es una experiencia con el fuego de Dios que se puede sentir y poseer. Este fuego consume todo lo que es tinieblas y maldición. Al recibirlo se puede testificar,  pues es una experiencia sobrenatural. En las campañas muchos testifican cómo un calor entro en sus estómagos y la hernia desapareció. Otros dicen que un calor fluyó por el vientre y el sobrepeso desapreció y la cintura quedo flexible. 
En este tiempo final, los siervos de Dios tienen que levantarse y llevar el mensaje completo de la redención y del Evangelio del reino y levantar los muertos y ministrar el bautismo de fuego, para que millares estén preparados para el rapto y se salven de la condenación. Para eso tiene el pueblo que lanzare al ayuno y la oración rompiendo toda la oposición del diablo  y provocando el avivamiento que necesitamos. ¡Aleluya!

 

¡Dios les bendiga!

martes, 17 de enero de 2017

¡JESÚS SUMO SACERDOTE INTERCESOR!

“El que en mi cree,
las obras que yo hago,
él las hará también;
y aún mayores hará,
porque yo voy al Padre”
Juan 14:12

Es la promesa preciosa y verdadera que el Señor Jesucristo dejó a su amada iglesia 
podemos oír su voz diciéndonos:
“Si creen en mí, 
las obras que yo hago,
 
ustedes las harán también
 y aún mayores harán 
porque yo voy al Padre.” 

Nuestro Señor Jesucristo no quedo clavado en una cruz, Él resucitó,
 venció a la muerte, 
y  está  a la diestra de Dios Padre
 como un “gran Sumo Sacerdote que traspasó los cielos…” Hebreos 4:14
 Como está escrito en su palabra:
"Tú eres sacerdote para siempre
Según el orden de Melquisedec" 
Salmo 11o:4, Hebreos 5:6
Cuando oramos, somos uno con él,  
y él va intercediendo por nosotros,
Nuestra oración sube delante del trono del Padre, nuestro gran sumo sacerdote intercede por nosotros  y somos aceptados por el Amado.
Efesios 1:6


¡¡¡Maravilloso Dios gracias!!!
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